31 de enero de 2009

Confesiones (y otros invitados)

He de confesar que te extrañé.

Confieso también que he caído un poco en el poder de mis propias palabras. Las leo y las vuelvo a leer, a veces leyendo mi reflejo fiel y a veces sin encontrarme plasmada en ellas. Hay frases que no recuerdo haber escrito, hay otras que no me suenan a mí. Pero hay otras que me persiguen y asaltan mis pensamientos, incitándome a escribirlas de nuevo (un árbol, el de mis sueños).

Y a aquél que se llevó un tesoro (de fantasía, pirata estafado) sin llegar a saberlo: te quise y mucho, pero sólo por ese momento y en ese lugar. Tal vez nos encontremos en alguna otra vida... y mientras tanto, un beso de despedida.

Y a quien aguarda paciente donde da vuelta el viento (a la vuelta de mis sueños, esa extraña realidad que llamo vida), un día de estos estaré lista para emprender el camino e ir a tu encuentro... un día!

A mis musos (y a las musas que los acompañan): no desesperen, el año aún empieza y hay más tiempo que vida (pero he de volver).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Confesarse es el alivio de los secretos, hay que ser valiente para llegar a eso.

Mis respetos para vos bella durmiente.

Y unos besos

AnaJ. dijo...

¡Gracias amiga!
Dejaré las confesiones por ahora e intentaré soñar con sapos que se convierten en príncipes, y te platico cómo me fue ;)
Bxos!

Anónimo dijo...

Los sapitos suelen ser criaturas mal valoradas!!! lindas cosas pueden suceder cuando le das la oportunidad a lo que parece poco probable, mientras mi bella durmiente, despierta! que hay un mundo de posibilidades esperandote!!!
tkm