Camino lentamente, camino paso a paso
en la oscuridad de esta noche, mi alma se cae a pedazos.
Avanzo susurrando estrofas de una vieja canción,
que cantaba antes, soñando, una vida llena de emoción.
Vida que nunca llegó, vida que se me escapó,
y aquí estoy sola para consumar aquél error.
Puedo sentir la arena que se desliza bajo mis pies,
mientras aquella vieja estrofa se me pierde en el ayer.
He llegado ya a la orilla, nada podrá salir mal,
ya sin esta pesadilla he llegado a mi final.
Esta oscura noche es testigo principal,
que una lágrima corre al tratar de recordar.
Y la brisa me trae de vuelta y busco una última respuesta.
Lejos, sobre el horizonte, una estrella brilla con impaciencia.
Ha estado siempre ahí, he sido tan ciega.
Estoy de regreso al camino, recogiendo mi alma a cada paso.
Aquella estrella ha sido mi salvación,
y voy cantando de nuevo aquella vieja canción.
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2 comentarios:
Quizá no haya sido obra de la distracción o la ceguera, a veces las estrellas abusan de su devoción y nos juegan bromas extrañas que a veces nos pueden causar algunas muertes o peores patrañas.
Gracias.
D.
Y además brillan cada noche como si fuera la última...!
¿Quién puede resistirse a tal provocación?
Saludos sr. Daniel!
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