9 de agosto de 2009

Delirio

Espero que desesperes, como yo he desesperado antes. ¿Quién fue el que cruzó nuestros caminos? ¿Debo prenderle una veladora para que nos mantenga unidos? ¿o es que debo rezar para que nuestros destinos se separen? Llevo años intentando olvidar que me amaste, llevo años intentando amarte de igual manera. Pero mi amor se escapa bajo la rendija de la puerta, en la transparencia de las ventanas.

Algo me ata a tí, a tus sueños, que no sé poner en palabras. Y aunque ahora nos separa la distancia y las palabras no pronunciadas, aún espero amarte. Aún esperas que te ame. En la desesperación que nos invade, al estar cerca, al estar lejos, ¿cómo se vive el amor cuando no es amor? ¿qué se esconde tras la pasión? ¿cuánto dura una ilusión?

Desesperas sin desesperar, ¿cómo haces para amarme en esta soledad? Pero no estoy sola, ni cuando estoy contigo ni cuando estoy sin ti. Siempre hay alguien más, en mi mente, en mi corazón, en cada poro de mi ser. ¿No lo sientes? Cuando me abrazas, cuando me amas... siempre ha habido alguien más entre los dos.

Qué difícil poder decir al viento todo mi delirio. No quiero imaginar que te lo digo a tí, el dolor sería demasiado grande. Tu dolor, mi dolor. O tal vez fue que si te lo dije, gritando como si en ello se me fuera la vida y perdiendo todo en un instante.

Ahora recuerdo aquella noche, por eso es que aquí estoy hoy. Entre cuatro paredes
blancas, con la mente nublada, con recuerdos de mentira. Hablándole a la nada, queriendo que desesperes, como yo he desesperado antes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paredes blancas acolchonadas????
Eso me suena familiar o por ahí lo manda mi mente.

Dolor necesarios y fijaciones de por vida... de que mas se trata esto pues si no de eso...

Excelente!!!

AnaJ. dijo...

Gracias!

Y enloquezco un poco más cada día, aunque fuera de las cuatro paredes blancas.

Invitada como siempre a ser parte de mi delirio cotidiano!

Bxos